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Un experto explica las razones por las que hacer chupetones puede “ser todo risas hasta que te mueres”

Un farmacéutico explica el por qué no es recomendable hacer un chupetón a tu pareja en las redes

Madrid

Según los expertos, el cuello es una de las zonas erógenas preferidas de las personas pero a su vez, una de las más sensibles. Es habitual sentir placer tras recibir pequeños mordiscos el área, pero hay que tener cuidado porque si se va de las manos puede causar la muerte de la persona que está recibiendo el beso.

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Así lo ha confirmado Álvaro Fernández o Farmaceutico Fernández en las redes sociales, que ha compartido los motivos por lo que esta práctica es peligrosa. Para ello ha expuesto el caso de Julio Macías González, un chico que falleció a causa del chupetón que le hizo su novia. Como explica el experto en el video publicado en su perfil de Instagram, el beso le provocó un ictus al joven después de que se le formara un coágulo que llegó a su cerebro. El farmacéutico detalla que es un caso “muy raro pero algo que puede pasar”.

Además de las causas fisiológicas, Fernández opina que llevar una marca en el cuello “queda fatal” y recomienda no hacerse chupetones ya que es “un poco de tontos” si sabes que puede resultar peligroso y no te sirve de nada.

El farmacéutico Álvaro Fernández es un popular usuario que se dedica a desmontar bulos en las redes. El tiktoker e instagrammer divulga información sobre el ámbito de la salud diariamente a sus más de 800.000 seguidores, muchos de ellos jóvenes que agradecen tener a un referente que les explique de forma fácil y cercana este tipo de temas.

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¿Cómo hacer un chupetón en el cuello?

Succionar la piel de tu pareja con tus labios, por 20 o 30 segundos, basta para que aparezca una «mordida de amor», en tan solo cinco o diez minutos. Aquí te revelamos las claves para hacerla de forma placentera y respetuosa.

La succión intensa es la causa de la lesión que se conoce como chupetón. Este hematoma, nacido al calor de los juegos previos, se produce en la segunda capa de la piel (dermis), cuando la presión rompe los vasos sanguíneos y adquiere un color rojizo. A medida que sana, suele tornarse violeta o marrón intenso hasta desaparecer, por lo general, entre dos días y dos semanas.

En esencia, para hacer un chupetón, debes formar una «O» con tus labios, presionarlos sobre la piel y succionarla fuerte, siempre con el consentimiento de tu pareja. Si deseas conocer cómo hacerlo, paso a paso; saber si tiene algún riesgo para la salud o —por el contrario— aprender cómo quitarlo u ocultarlo, sigue leyendo porque estás en el artículo indicado.

1. Comunícate con tu pareja

El primer paso es conversar con tu pareja. El chupetón es una muestra de deseo y en ninguno caso de propiedad. En este sentido, debe realizarse con consentimiento, porque no suele ser del agrado de todos por las connotaciones sociales que puede tener en algunos contextos y por lo doloroso que resulta para algunas personas.

Si ambos están en la misma página, pregúntale si desea que la «marca de amor» sea visible o en un lugar más discreto. De igual forma, es importante que definan alguna palabra o señal que les permita comunicarse, en caso de que alguno no quiera continuar durante el proceso. Al menor indicio de incomodidad de la pareja, el otro debe detenerse.

Consúltale también si tiene la piel sensible o si presenta deficiencia de hierro, ya que estas condiciones contribuyen a que los chupetones permanezcan por más tiempo. Además, en las pieles más delgadas los vasos sanguíneos están más cerca de la epidermis— esa fina capa en la superficie—, por lo que es más fácil lesionarlas y hacer que el color del chupetón se vea más intenso.

2. Crea una atmósfera para el disfrute y define el lugar idóneo

Inicia con besos suaves a tu pareja. A medida que la pasión aumente con unos más intensos, avanza hacia el cuello, que es el lugar más común para dejar esta mordida. Si han acordado una marca discreta, puedes hacerla más cerca de la clavícula o el hombro, para que se disimule con la camisa o el cabello largo.

En vista de que el cuerpo tiene otras áreas con la piel más delgada y que son menos visibles, también podrías hacer el chupetón en el pecho, la parte interna del codo o incluso del muslo.


3. Succiona sobre la piel

Este es el paso clave. Para hacer este recordatorio, forma una letra «O» con tus labios y presiónalos sobre el área de la piel de tu pareja que acordaron previamente. Inhala y succiónala, asegurándote de que no se escape el aire y manteniendo la saliva y los dientes al margen, a menos que sea una intervención atractiva para tu pareja.

4. Espera la aparición de la «mordida de amor»

Tras chupar por 20 o 30 segundos, en un máximo de 10 minutos notarás la presencia de una marca de color rojo. Si quieres ir despacio, puedes hacer la succión en lapsos de 10 segundos, acompañados de besos, y así tendrás mayor control sobre la intensidad del chupetón. Incluso, puedes superar el medio minuto si desean que quede más oscuro.

Después de hacer el chupetón, puedes continuar con los besos y las caricias suaves a tu pareja. Además, no olvides preguntarle cómo se sintió.

¿Los chupetones son peligrosos?

La respuesta a esta interrogante requiere considerar algunos riesgos asociados a los chupones. En principio, no deberían representar un peligro; sin embargo, existen algunos casos inusuales en los que estas marcas han comprometido la salud.

Existe la posibilidad de que quien realice el chupetón tenga herpes oral. En ese caso, puedes contraerlo si tiene contacto con tu piel. De hecho, puede manifestarse no solo en la boca, sino en el rostro o el cuello.

Por otro lado, en casos extremadamente raros, esta práctica se relacionaría con la formación de un coágulo sanguíneo y un sucesivo derrame cerebral. El riesgo, bastante improbable, de que esto pueda ocurrir se desencadenaría cuando se produce un traumatismo sobre la arteria carótida, que se encuentran en el cuello: la zona predilecta para hacer los chupones.

Hasta ahora, se conocen al menos tres casos. El primero de ellos se divulgó en The New Zealand Medical Journal, en el año 2010. De acuerdo al informe, una mujer maorí —de 44 años— presentó un traumatismo cerrado de la arteria carótida, que provocó una trombosis y luego un accidente cerebrovascular isquémico.

Durante la revisión de la paciente, se observó un hematoma en la parte derecha del cuello, realizado días antes de los síntomas, atribuyéndose el origen del episodio a un chupetón. Afortunadamente, logró recuperarse gracias a un tratamiento con anticoagulantes.

En tiempos más recientes, se reportó un derrame cerebral en una mujer de 35 años por un «mordisco de amor», así como la muerte de un adolescente mexicano de 17 años, por la misma causa.

Aunque hacen faltan más investigaciones, la recomendación es mantenerse alejados del triángulo carotídeo


¿Cómo se puede quitar?

En realidad, no hay una forma de hacer desaparecer estas marcas de inmediato: debes darle tiempo a que sanen. Por lo general, estas «mordidas de amor» duran entre tres días y dos semanas. Conforme transcurra este período, notarás que el chupón cambiará de rojo o violeta al color amarillo.

Aun así, es posible atenuar estos hematomas, principalmente al atender la inflamación y el enrojecimiento. Para ello, toma nota de las siguientes recomendaciones de la Cleveland Clinic:

  • Aplicar compresas tibias. Este método permite que los vasos sanguíneos se abran y contribuye al desvanecimiento de la marca. Lo ideal es realizar la aplicación tres o cuatro veces al día, por un lapso de 15 a 20 minutos, mientras permanezca el chupetón.
  • Utilizar cremas cicatrizantes. Puedes usar de árnica, siempre y cuando tengas presentes las contraindicaciones de esta planta, como evitarla si tomas anticoagulantes. Del mismo modo, se recomienda la aplicación de geles y cremas con las vitaminas C y K.
  • Recurrir a la terapia con láser. Si solo cuentas con uno o dos días para hacer desaparecer el chupetón, puedes evaluar el uso del láser, teniendo en consideración su elevado costo

Ten presente que la aplicación de compresas frías no es tan aconsejable, debido a quese utilizan para hematomas de mayor graveda

Tips para ocultar un chupón

  • Aplicar corrector. Si optas por esta técnica, debes considerar la etapa de sanación en la que se encuentra tu chupetón. Si está de color rojo o violeta, procura aplicar con corrector de color verde; de ser azul o negro, elige uno con matices rojos o naranjas; y cuando se ha tornado verde o amarillo, la elección más adecuada es uno con matices morados.
  • Usar ropa con cuello alto o un accesorio. Si te ha surgido un evento de último momento, opta por el uso de una camisa cuello de tortuga o alguna bufanda que esconda la marca.
  • Cubrir con tira adhesiva. Una curita permitirá que tu «marca de amor» no llame la atención en algunos espacios, como el trabajo, la universidad o la casa.

Un «mordisco de amor» consensuado, responsable y placentero

Un chupetón debe ser un recordatorio de un momento apasionado y consensuado. Para hacerlo placentero y con responsabilidad, la recomendación es mantener una comunicación abierta con tu pareja sobre sus preferencias y estar conscientes de los riesgos.

No pierdas de vista que un «mordisco de amor» tardará en desaparecer entre dos días y dos semanas, por lo que hacerlo en un lugar poco visible o aplicar corrector, pueden ser algunas opciones para ocultarlo, si debes asistir a algún evento y puedes sonrojarte al lucir esta marca. En caso contrario, disfruta de tu chupetón.

La historia de amor de casi 60 años de Dolly Parton y Carl Dean se construyó sobre la privacidad, la devoción y el apoyo inquebrantable lejos de los focos.

En el mundo de la ostentación, el glamour y los romances entre famosos en constante evolución, la historia de amor de Dolly Parton y Carl Dean destaca por su excepcionalidad. Su matrimonio se basó en la privacidad, el respeto mutuo y un vínculo inquebrantable que duró casi seis décadas.

Mientras Dolly ha pasado su vida bajo los focos, Carl Dean eligió un camino diferente, manteniéndose casi completamente al margen del ojo público. Y, sin embargo, a lo largo de todo el éxito de Dolly, Carl siempre estuvo ahí: apoyándola, amándola y mostrándole que una gran historia de amor no tiene por qué ser expuesta al mundo.

Carl Thomas Dean y Dolly Parton

Dolly Parton acababa de llegar a Nashville en 1964, una soñadora de 18 años lista para triunfar en la música country. Apenas tuvo tiempo de instalarse cuando el destino intervino en el lugar más inesperado: una lavandería de Wishy Washy.

Carl Dean, oriundo de Nashville, pasaba en coche y vio a Dolly. Algo en ella le llamó la atención.

“Iba caminando por la calle cuando me gritó”, recordó Dolly una vez. “Como soy del campo, hablé con todo el mundo. Y se acercó, y, bueno, era Carl, mi esposo”.

Carl dijo más tarde que supo inmediatamente que Dolly era “la indicada”.

Mi primer pensamiento fue: “Me voy a casar con esa chica”. Mi segundo pensamiento fue: “¡Dios mío, es tan hermosa!”. Y ese fue el día en que comenzó mi vida.

Al principio, Dolly dudó; después de todo, acababa de mudarse a Nashville y no buscaba una relación. Pero Carl insistió. Apareció todos los días de esa semana, sentándose con ella en el porche mientras cuidaba a su sobrino.

Para 1966, Dolly y Carl estaban profundamente enamorados. Pero no todos estaban entusiasmados con sus planes de matrimonio.

La discográfica de Dolly en aquel momento no creía que fuera fácil promocionar a una cantante de country recién casada. Intentaron convencerla de que pospusiera la boda por el bien de su carrera.

Dolly escuchó, pero solo un rato. En lugar de esperar, ella y Carl se escabulleron a Ringgold, Georgia, donde podrían casarse rápidamente y sin problemas.

La ceremonia fue tan privada como su relación durante las siguientes seis décadas: sólo Carl, Dolly, el pastor, su esposa y la madre de Dolly.

“No queríamos presiones ni grandes problemas”, dijo Dolly más tarde. “Solo queríamos casarnos”.

Después de la ceremonia, dejaron a la mamá de Dolly en la estación de autobuses. Se fueron directo a casa: sin una luna de miel extravagante, sin cobertura mediática, solo dos personas que habían encontrado a su alma gemela.

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