La situación económica del pontífice contrasta con el resto de la jerarquía eclesiástica y con los empleados laicos que trabajan en el Vaticano
La elección de un nuevo Papa no solo marca un cambio espiritual en la Iglesia católica, sino que también despierta una gran curiosidad en millones de personas alrededor del mundo. ¿Quién es el nuevo líder? ¿De dónde proviene? ¿Qué estilo de vida llevará en el Vaticano? ¿Tendrá el mismo perfil humilde que su antecesor? Y, una de las preguntas más frecuentes, aunque pocas veces respondida con claridad: ¿El Papa cobra un sueldo por su trabajo al frente de la Iglesia?
Con la reciente elección del cardenal Francis Prevost como León XIV, estas cuestiones vuelven a estar sobre la mesa. Se trata de una figura única, con poder simbólico y político, pero también con una vida personal que muchos imaginan rodeada de lujos, informa el diario español La Razón.
Sin embargo, la realidad es bastante diferente de la imagen que muchos tienen en mente.

El Vaticano, como institución, funciona con su propia estructura económica, y aunque dispone de recursos significativos, su máximo representante no recibe una remuneración personal por desempeñar su cargo.
Eso contrasta con el resto de la jerarquía eclesiástica y con los empleados laicos que sí tienen sueldos asignados.
Entonces, ¿cómo vive el Papa? ¿Quién paga sus gastos?, ¿De qué fuentes se financia el Vaticano para sostener todo su aparato organizativo? y, ¿qué beneficios reciben quienes trabajan dentro de sus muros?
¿El Papa cobra por ser el jefe del Vaticano? La respuesta es “no”. El Pontífice no percibe ningún ingreso mensual por ejercer su cargo. A diferencia de los cardenales, que tienen un sueldo $6,000 al mes, el Papa no tiene nómina. Esta política no ha cambiado con la llegada de León XIV.
En lugar de un sueldo, el Papa vive con todos los gastos cubiertos por el Vaticano: Alojamiento, alimentación, vestimenta, transporte y personal están completamente financiados por la Santa Sede. Se trata de un modelo en el que el máximo representante de la Iglesia no maneja dinero personal ni paga facturas.

El fallecido Papa Francisco eligió un estilo de vida austero y se instaló en la residencia de Santa Marta, en lugar del tradicional Palacio Apostólico.
Aún se desconoce si León XIV seguirá esta línea o si optará por la residencia papal más clásica, ubicada dentro del complejo vaticano. Su decisión marcará el tono de su pontificado en cuanto a estilo de vida y simbolismo.
Aunque el Papa no cobra un sueldo, el Vaticano tiene una economía propia que permite mantener su estructura y cubrir todos los costes del Pontífice y demás cargos eclesiásticos.
Gracias a esas fuentes, el Vaticano puede sostener tanto la vida del Papa como la de miles de empleados y religiosos.
En un documental titulado “Amén, Francisco responde”, el anterior Papa fue directo: “Yo no cobro nada. Si necesito unos zapatos o ropa, simplemente lo pido”. Estas palabras definen bien el modelo económico en el que se mueve el cargo de líder del catolicismo.