El estreñimiento consiste en deposiciones difíciles o poco frecuentes, heces duras o una sensación de que el recto no está completamente vacío después de una evacuación intestinal (evacuación incompleta).
(Véase también Estreñimiento en niños.)
El estreñimiento puede ser agudo o crónico. El estreñimiento agudo se inicia de forma repentina y manifiesta. El estreñimiento crónico puede comenzar de modo gradual y persistir durante meses o años.
Muchas personas creen sufrir estreñimiento si no realizan una deposición diaria. Sin embargo, una frecuencia de una deposición diaria no es lo habitual para todas las personas. Es normal tener desde 1 a 3 evacuaciones por día hasta 2 a 3 evacuaciones por semana.
El hecho de que el número de deposiciones sea reducido no necesariamente indica que exista un problema, a menos que haya cambios sustanciales del patrón previo. Lo mismo ocurre con el color, el tamaño y la consistencia de las heces. Se suele culpar al estreñimiento de muchos síntomas (como malestar abdominal, náuseas, cansancio e inapetencia), que son en realidad el resultado de otros trastornos (como el síndrome del intestino irritable o la depresión). No se debe esperar que todos los síntomas se alivien con una deposición diaria, y no se debe abusar de las medidas para ayudar a los hábitos intestinales, como laxantes y enemas. Sin embargo, existen maneras de aliviar los síntomas del estreñimiento sin causar daños, como por ejemplo comer más fruta, verdura, fibra y cereales. Puede consultarse una lista de los alimentos que afectan a la frecuencia de las deposiciones en la tabla Alimentos que suelen afectar a la funcionalidad gastrointestinal.
Complicaciones
Las complicaciones del estreñimiento son
Un esfuerzo excesivo durante la defecación aumenta la presión sobre las venas que circundan el ano y puede dar lugar a la aparición de hemorroides; en muy contadas ocasiones se produce la protrusión del recto a través del ano (prolapso rectal). El paso de heces duras puede causar una rotura en la piel del ano (fisura anal). Cada una de estas complicaciones puede hacer incómoda la defecación, de modo que la persona afectada sea reticente a ir al baño. El hecho de postergar la evacuación puede causar un círculo vicioso de empeoramiento del estreñimiento y complicaciones.
La presión requerida para el movimiento de las heces, duras y pequeñas, puede dañar las paredes del intestino grueso, dando lugar a la enfermedad diverticular. Las lesiones en las paredes del intestino grueso provocan la formación de pequeños sacos en forma de globo o de bolsillo invertido (divertículos), que pueden inflamarse (diverticulitis). Los divertículos a veces sangran y rara vez se rompen (causando peritonitis).
En las personas con estreñimiento a veces se produce retención fecal, un endurecimiento de las heces en el recto y en la parte inferior del intestino grueso que bloquea completamente el paso de otras heces. La retención fecal produce retortijones, dolor en el recto y esfuerzos intensos, aunque inútiles, para defecar. En ocasiones, alrededor de la obstrucción rezuman heces líquidas o mucosidad, que da una apariencia falsa de diarrea (diarrea por rebosamiento). La retención fecal es especialmente frecuente entre los adultos mayores, sobre todo en aquellos que han estado en reposo en cama durante mucho tiempo o han disminuido la actividad física, las mujeres embarazadas y las personas que han recibido bario por vía oral o en forma de enema para ciertos tipos de pruebas radiográficas.
El exceso de preocupación sobre la regularidad de las defecaciones lleva a algunas personas al abuso de laxantes, supositorios y enemas. El empleo excesivo de este tipo de tratamientos en realidad inhibe las contracciones normales del intestino y acaba empeorando el estreñimiento. Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) sienten a menudo la necesidad de librar a su cuerpo diariamente de los desechos «impuros» o «toxinas». Suelen pasar un tiempo excesivo en el cuarto de baño o se convierten en usuarios crónicos de laxantes.
Causas del estreñimiento
Las causas más frecuentes de estreñimiento son las siguientes (véase también la tabla Algunas causas y características del estreñimiento):
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Cambios en la dieta (por ejemplo, disminución de la ingesta de líquidos, dieta baja en fibra y/o consumo de alimentos que producen estreñimiento)
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Consumo de fármacos que ralentizan la evacuación
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Defecación desordenada
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Síndrome del intestino irritable con predominio del estreñimiento (SII)
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Uso excesivo de laxantes
Las causas relacionadas con la dieta son muy frecuentes. La deshidratación produce estreñimiento porque el organismo intenta conservar el agua en la sangre mediante la absorción de agua de las heces. La materia fecal que contiene menos agua es más difícil de evacuar. Las frutas, las verduras, los cereales y otros alimentos que contienen fibra son los laxantes naturales del tubo digestivo. Las personas que no consumen suficientes alimentos de este tipo pueden sufrir estreñimiento. La falta de fibra (la parte de los alimentos que no se digiere) en la dieta puede ocasionar estreñimiento, ya que la fibra ayuda a mantener el agua en las heces y aumenta su volumen, facilitando su tránsito.
Los medicamentos que habitualmente pueden ralentizar la evacuación son los opiáceos, las sales de hierro y los fármacos con efectos anticolinérgicos (como muchos antihistamínicos y antidepresivos tricíclicos, véase la barra lateral Anticolinérgico: ¿Qué significa?). Otros medicamentos que también pueden tener el mismo efecto son el hidróxido de aluminio (un antiácido de venta sin receta médica y de uso frecuente), el subsalicilato de bismuto, determinados medicamentos que disminuyen la presión arterial (antihipertensores) y muchos sedantes.
La defecación desordenada (disquecia) aparece cuando los intestinos no generan la fuerza suficiente para propulsar las heces a través del recto y/o existe dificultad para relajar las fibras musculares alrededor del recto y del esfínter anal externo durante la defecación. Las personas con disquecia sienten necesidad de evacuar, pero no pueden hacerlo, e incluso puede resultarles difícil la evacuación de la materia fecal blanda. Las personas con SII pueden tener defecación desordenada asociada al síndrome del intestino irritable.
Las personas con síndrome del intestino irritable pueden tener heces sueltas, defecación desordenada o estreñimiento. Si el síndrome del intestino irritable suele ir acompañado de estreñimiento, se denomina síndrome del intestino irritable con predominio del estreñimiento.
Las personas que utilizan con frecuencia laxantes y/o enemas suelen perder la capacidad de evacuar sin estas ayudas. Se puede producir un círculo vicioso, en el cual el estreñimiento lleva al uso de más laxantes y, por lo tanto, se produce más estreñimiento.
Entre las causas menos frecuentes de estreñimiento se encuentran algunas enfermedades específicos (véase la tabla Algunas causas y características del estreñimiento), como la obstrucción intestinal, y ciertos trastornos metabólicos y neurológicos. El estreñimiento también puede aparecer en el curso de cualquier enfermedad grave que requiera reposo prolongado en cama (ya que la actividad física ayuda a que los intestinos muevan las heces para su evacuación), con la disminución de la ingesta de alimentos, con el uso de fármacos que pueden causar estreñimiento, y después de una lesión en el cráneo o en la médula espinal.
En ocasiones, la causa del estreñimiento es una obstrucción del intestino grueso, que puede deberse a la presencia de un tumor canceroso que bloquea el movimiento de las heces, en especial si el tumor se encuentra en la última porción del intestino grueso. Las personas que se han sometido a una intervención quirúrgica abdominal también pueden desarrollar una obstrucción, por lo general del intestino delgado, debido a la formación de bandas de tejido fibroso en el intestino (adherencias o bridas) que impiden el paso de las heces.
Entre los trastornos y enfermedades que suelen causar estreñimiento se encuentran la disminución de la actividad de la glándula tiroidea (hipotiroidismo), las concentraciones altas de calcio en la sangre (hipercalcemia) y la enfermedad de Parkinson. Los diabéticos suelen desarrollar una lesión nerviosa (neuropatía), que cuando afecta los nervios del tubo digestivo puede ralentizar el tránsito intestinal y dar como resultado estreñimiento. Una lesión de la médula espinal también puede afectar la inervación intestinal y causar estreñimiento.
Sin embargo, en muchos casos se desconoce la causa de este trastorno.
Evaluación del estreñimiento
No todos los episodios de estreñimiento requieren ser valorados inmediatamente por un médico. La siguiente información puede ser útil a la hora de decidir cuándo es necesaria la valoración por parte de un médico, así como para saber qué puede esperarse durante esa valoración.
Signos de alarma
En las personas con estreñimiento, determinados síntomas y características son motivo de preocupación. Se incluyen los siguientes:
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Abdomen hinchado, distendido
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Vómitos
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Sangre en las heces
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Pérdida de peso
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En los ancianos, estreñimiento grave de nueva aparición o que empeora
Cuándo acudir al médico
Las personas que presentan signos de alarma deben ver a un médico de inmediato, a menos que los únicos signos de alarma sean pérdida de peso y/o estreñimiento de nueva aparición en personas mayores. En tales casos, un retraso de 1 semana como máximo no es perjudicial.
Las personas que sufren estreñimiento pero no presentan signos de alarma deben llamar a su médico, quien puede ayudar a decidir la rapidez con que necesitan ser visitados. Según el resto de los síntomas y las enfermedades previas conocidas, el médico puede programar una visita para los próximos días o bien puede simplemente recomendar cambios en la dieta y/o el uso de un laxante suave.
Actuación del médico
En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico. A continuación, realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración física a menudo sugieren la causa del estreñimiento y las pruebas que pueden ser necesarias (véase la tabla Algunas causas y características del estreñimiento).
Durante la anamnesis, el médico pregunta sobre lo siguiente:
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Frecuencia y consistencia de las deposiciones, así como sobre la necesidad de forzar o utilizar maniobras durante la defecación (como empujar en el área entre el escroto o la vagina y el ano [perineo])
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Sensación de evacuación incompleta
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Satisfacción después de defecar, así como con qué frecuencia y durante cuánto tiempo se han utilizado laxantes o enemas
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Dieta y nivel de actividad física, en especial cualquier cambio en estos factores
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Uso de medicamentos con receta y de venta libre (en especial los que se sabe que causan estreñimiento como los opiáceos)
El médico también pregunta sobre la existencia de síntomas de trastornos metabólicos (como el hipotiroidismo y la diabetes) y neurológicos (como una lesión de la médula espinal).
Durante la exploración física, el médico observa lo siguiente:
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La existencia de signos que indican enfermedad que afecta a todo el organismo (enfermedad sistémica), como pérdida de peso, fiebre y atrofia del los músculos y el tejido graso (caquexia)
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El abdomen, para determinar si existe distensión o alguna masa
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El recto, para la detección de fisuras, hemorroides, sangre o masas (incluyendo la retención fecal), además del tono muscular y la sensación anales
Pruebas complementarias
La necesidad de realizar pruebas complementarias depende de los antecedentes clínicos y la exploración física, en particular si hay signos de alarma. Cuando la causa del estreñimiento es clara (por ejemplo, debido a fármacos, lesiones o reposo en cama), se suelen tratar los síntomas sin la realización de pruebas.
A las personas con síntomas de obstrucción intestinal se les realiza una radiografía abdominal, y posiblemente una tomografía computarizada (TC). En la mayoría de los casos en que no queda clara la causa de los síntomas o bien estos no se alivian con el tratamiento, deben hacerse pruebas diagnósticas. Por lo general se indica una colonoscopia (para detectar cáncer) y análisis de sangre para verificar si hay hipotiroidismo o niveles altos de calcio en sangre (hipercalcemia).
Cuando los resultados de las pruebas iniciales son normales pero los síntomas no se alivian con el tratamiento se suelen indicar pruebas adicionales. Si el principal síntoma es la dificultad en la defecación, los médicos miden la presión en el interior del ano y el recto (lo que se denomina manometría anorrectal). Si el síntoma principal es la defecación poco frecuente, los médicos miden el tiempo que tardan las heces en salir de los intestinos haciendo que las personas afectadas traguen objetos pequeños y ligeramente radiactivos que pueden rastrearse con un escáner (un tipo de gammagrafía) o traguen una cápsula de motilidad inalámbrica que se controla durante varios días.
Tratamiento del estreñimiento
Si el estreñimiento está causado por un trastorno subyacente, este debe tratarse. Cuando sea posible, hay que suspender el uso del fármaco que causa estreñimiento o bien cambiarlo por otro.
La mejor manera de prevenir el estreñimiento consiste en la combinación de actividad física, dieta rica en fibra y consumo suficiente de líquidos. Cuando se prescribe un fármaco que puede provocar estreñimiento y/o la persona está en reposo en cama, el médico suele administrar un laxante y recomendar una dieta rica en fibra y un aumento de la ingesta de líquidos, en lugar de esperar a que el estreñimiento evolucione.
Existen 3 enfoques para el tratamiento del estreñimiento:
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Dieta y estilo de vida
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Laxantes
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Enemas
Los médicos son cautelosos con el uso de laxantes, supositorios y enemas, ya que pueden causar diarrea, deshidratación, cólicos y/o dependencia de los laxantes. Las personas con dolor abdominal repentino de causa desconocida, trastornos inflamatorios del intestino, obstrucción intestinal, sangrado gastrointestinal o retención fecal no deben usar laxantes o enemas.
Dieta y estilo de vida
Es necesario ingerir suficiente fibra en la dieta (por lo general de 15 a 20 gramos diarios) para garantizar un volumen adecuado de las heces. Las verduras, las frutas y el salvado son fuentes excelentes de fibra. Muchas personas consideran beneficioso añadir dos o tres cucharaditas de salvado sin refinar en los cereales con alto contenido de fibra, o comer fruta dos o tres veces al día. Para que esto resulte eficaz, la fibra debe acompañarse de la ingestión de abundante líquido.
Es necesario introducir cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, se debe intentar evacuar a la misma hora cada día, preferiblemente de 15 a 45 minutos después del desayuno, porque ingerir alimentos estimula el tránsito en el colon. Los supositorios de glicerina también pueden favorecer las evacuaciones intestinales regulares y tranquilas.
El médico explica a la persona con estreñimiento por qué la dieta y la modificación del estilo de vida son importantes en el tratamiento de este trastorno. También explica que no es necesario evacuar diariamente, que se debe dar al intestino la oportunidad de funcionar y que el uso frecuente de laxantes o enemas (más de una vez cada 3 días) niega al intestino esa oportunidad. Las personas que sufren trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) reciben tratamiento para dicho trastorno.
Las personas que presentan defecación disinérgica pueden necesitar acudir a terapeutas especializados para el entrenamiento de la biorretroalimentación.
Laxantes
Algunos laxantes son seguros para su uso a largo plazo. Otros laxantes deben usarse solo ocasionalmente. Algunos laxantes son eficaces para prevenir el estreñimiento, y otros para tratarlo. Existen varias clases de laxantes, como las siguientes (véase también tabla Sustancias utilizadas para prevenir o tratar el estreñimiento):
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Formadores de masa
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Emolientes
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Agentes osmóticos
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Estimulantes
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Receptores piáceos mu
Los formadores de masa, como el salvado y la ispágula (que también se encuentra en la fibra de muchas verduras), aumentan la masa de las heces y absorben agua. El incremento de volumen consiguiente estimula las contracciones naturales del intestino y las heces que contienen más agua son más blandas y más fáciles de expulsar. Los formadores de masa actúan de manera lenta y suave, y están entre los métodos más inocuos para estimular las deposiciones regulares. Estas sustancias se toman al principio en pequeñas cantidades y se incrementa la dosis de modo gradual hasta que se consigue la regularidad. Las personas que utilizan laxantes formadores de masa deben beber siempre abundante cantidad de líquido. Estos laxantes pueden causar problemas al aumentar los gases (flatulencia) y la hinchazón abdominal.
Los emolientes, como el docusato y el aceite mineral, ablandan lentamente las heces, lo que facilita su evacuación. Además, el ligero incremento de volumen que se produce con estos laxativos estimula las contracciones naturales del intestino grueso, permitiendo así una evacuación más fácil. Sin embargo, algunas personas experimentan una sensación desagradable a causa de la textura blanda de las heces. Los emolientes se reservan mejor para las personas que tienen que evitar esfuerzos, como las que tienen hemorroides o las que se han sometido recientemente a una intervención de cirugía abdominal.
Los agentes osmóticos atraen grandes cantidades de agua al intestino grueso, de modo que las heces se ablandan y se sueltan. El exceso de líquido también tensa las paredes del intestino grueso, estimulando las contracciones. Estos laxantes consisten en sales o azúcares poco absorbibles. Pueden causar retención de líquido en personas que padecen enfermedades renales o insuficiencia cardíaca, en especial cuando se administran en dosis grandes o frecuentes.
En general, los agentes osmóticos son razonablemente inocuos, incluso cuando se utilizan con regularidad. Sin embargo, los que contienen magnesio y fosfatos son parcialmente absorbidos en el torrente sanguíneo y pueden ser perjudiciales para las personas de edad avanzada, las que padecen insuficiencia renal o una nefropatía, y las que toman medicamentos que afectan la función renal (como los diuréticos, los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina [IECA] y los antagonistas de los receptores de la angiotensina II [ARA-II]). Aunque sucede en muy pocos casos, algunas personas han desarrollado una insuficiencia renal por tomar laxantes con fosfato de sodio por vía oral para eliminar las heces del intestino antes de una radiografía del tubo digestivo o una colonoscopia.
Los laxantes estimulantes (como la fenolftaleína, el bisacodilo y las antraquinonas) contienen sustancias irritantes, como el sen y la cáscara sagrada. Estas sustancias estimulan las paredes del intestino grueso, haciendo que se contraigan y que muevan las heces. Son útiles para prevenir el estreñimiento cuando se están tomando fármacos que casi siempre provocan estreñimiento, como los opiáceos. Los laxantes estimulantes también suelen utilizarse para vaciar el intestino grueso antes de la realización de pruebas diagnósticas.
Administrados por vía oral, los laxantes estimulantes suelen producir una deposición semisólida a las 6 a 8 horas, pero a menudo también causan cólicos. Si se administran en forma de supositorios suelen hacer efecto entre 15 y 60 minutos después de su introducción. El uso prolongado de laxantes estimulantes puede crear depósitos anormales de un pigmento oscuro en la mucosa del intestino grueso (un trastorno denominado melanosis coli). Otros efectos adversos incluyen reacciones alérgicas y pérdida de electrólitos de la sangre. Además, el intestino grueso puede hacerse dependiente de los laxantes estimulantes, lo que lleva al llamado síndrome del intestino perezoso (colon catártico). Por consiguiente, los laxantes estimulantes solo deben utilizarse durante periodos cortos de tiempo.
El bisacodilo es un fármaco eficaz para el estreñimiento crónico. Las antraquinonas se encuentran en el sen, la cáscara sagrada, el aloe y el ruibarbo, y son componentes habituales de los laxantes herbarios y de los laxantes de venta sin receta. La lubiprostona hace que el intestino grueso secrete más fluido, lo que facilita el tránsito de las heces. Al contrario que otros laxantes estimulantes, la lubiprostona es inocua para un uso prolongado.
Los antagonistas del receptor mu-opiáceo (como metilnaltrexona, naloxegol, naldemedina y alvimopan) son fármacos que se utilizan para tratar el estreñimiento inducido por opiáceos y que no se alivia con otras medidas. Estos medicamentos están diseñados para bloquear los efectos de los opiáceos en el intestino sin afectar al alivio del dolor que proporcionan los opiáceos. Los efectos adversos más frecuentes son dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos y cefalea.
Enemas
Los enemas lavan de forma mecánica el recto y la parte inferior del intestino grueso. Los enemas de poco volumen pueden comprarse en la farmacia en botellas desechables exprimibles. También pueden administrarse con una pera de goma reutilizable. Sin embargo, los enemas de poco volumen suelen ser inadecuados, especialmente en las personas mayores, cuya capacidad rectal aumenta con la edad, haciendo que el recto se distienda con mayor facilidad. Los enemas de mayor volumen se administran con una bolsa para enemas.
El agua suele ser el mejor líquido para utilizar como enema. Debe estar a temperatura ambiente o ligeramente tibia, ni caliente ni fría, y se dirige suavemente hacia el recto. (PRECAUCIÓN: demasiada fuerza es peligrosa.) A continuación se expulsa el agua y se eliminan las heces.
A veces se agregan diversas sustancias a los enemas. Los enemas preenvasados a menudo contienen pequeñas cantidades de sales, generalmente fosfatos. Otros enemas contienen pequeñas cantidades de jabón (enema jabonoso), que tiene un efecto laxante estimulante, o aceite mineral. Sin embargo, estos enemas presentan pocas ventajas sobre el agua sola.
Los enemas de gran volumen, llamados enemas colónicos, no suelen utilizarse en la práctica médica. El médico utiliza enemas colónicos en las personas con estreñimiento grave. Algunos profesionales de la medicina alternativa utilizan enemas colónicos porque creen que la limpieza del intestino grueso es beneficiosa. A menudo se añaden a los enemas colónicos té, café y otras sustancias, pero no se ha comprobado en ningún caso que tengan valor medicinal y, en cambio, pueden resultar peligrosos.
Retención fecal
La retención fecal no puede tratarse con una modificación de la dieta ni mediante la toma de laxantes.
Se trata primero con enemas de agua corriente y a continuación enemas de pequeño volumen con soluciones preparadas comercialmente.
Si estos enemas no funcionan, las heces duras retenidas (fecalomas) deben ser extraídas por el médico o por el personal de enfermería con un dedo enguantado. Este procedimiento es doloroso, por lo que a menudo se aplica un anestésico (como lidocaína al 5% en pomada). Algunas personas necesitan sedación.
Aspectos esenciales para las personas mayores: estreñimiento
Con la edad, el recto aumenta de tamaño y, por tanto, aumenta también la capacidad de almacenamiento de las heces; las personas mayores suelen necesitar un mayor volumen de materia fecal en el recto para sentir la urgencia de defecar. El aumento del volumen rectal también favorece la retención de heces duras.
Otros factores frecuentes en las personas mayores que conducen al estreñimiento son el aumento del uso de fármacos para el estreñimiento, una dieta baja en fibra, afecciones médicas coexistentes (como diabetes y una actividad tiroidea hipoactiva) y la reducción de la actividad física. Muchas personas mayores también tienen ideas erróneas acerca de los hábitos intestinales normales y usan laxantes con demasiada frecuencia.
Megacolon tóxico: síntomas y opciones de tratamiento
El megacolon tóxico es una afección muy grave y potencialmente mortal que puede presentarse como complicación de enfermedades inflamatorias del intestino (EII), como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. Se caracteriza por una dilatación o agrandamiento extremo del colon, junto con signos de toxicidad sistémica. El megacolon tóxico se observa en pacientes con brotes graves de EII y, en particular, la colitis ulcerosa con megacolon tóxico es una manifestación común. Esta afección requiere atención médica inmediata, ya que puede causar complicaciones graves si no se trata con prontitud.
¿Cuáles son las causas del megacolon tóxico?
Las causas del megacolon tóxico se relacionan principalmente con una inflamación grave del colon y existen varios factores que pueden desencadenar esta afección. Algunas de las causas más comunes del megacolon tóxico incluyen:
- La colitis ulcerosa:Esta es la causa más común de megacolon tóxico. Cuando hay una inflamación grave durante los brotes, el colon puede dilatarse y provocar un megacolon tóxico.
- Enfermedad de Crohn:Aunque es menos común, la enfermedad de Crohn también puede provocar megacolon tóxico, especialmente cuando la inflamación se vuelve generalizada y grave.
- Infección por Clostridium difficile (C. diff):Esta infección bacteriana, a menudo provocada por el uso de antibióticos, puede provocar una inflamación grave en el colon, causando un megacolon tóxico.
- Otras infecciones gastrointestinales:Las infecciones por bacterias o virus en el sistema digestivo también pueden provocar megacolon tóxico, especialmente cuando el sistema inmunitario ya está debilitado.
- Medicamentos antimotilidad:Se utilizan para tratar la diarrea al ralentizar los movimientos intestinales, pero pueden aumentar el riesgo de megacolon tóxico al interferir con el funcionamiento normal del colon y provocar una mayor dilatación.
- Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE):Estos analgésicos a veces pueden empeorar la EII y provocar megacolon tóxico en algunos pacientes.
- Estreñimiento severo:El estreñimiento crónico o la impactación fecal, cuando se combinan con otras afecciones, también pueden desencadenar el desarrollo de megacolon tóxico.
- Isquemia (disminución del flujo sanguíneo):Cuando se reduce el flujo sanguíneo al colon, como en caso de deshidratación grave o shock, puede provocar daño tisular, causando inflamación y dilatación del colon.
- Enfermedades autoinmunes:Algunas enfermedades autoinmunes pueden aumentar el riesgo de megacolon tóxico, ya que el sistema inmunitario ataca el tejido del colon, lo que provoca inflamación.
- Trauma o lesión:Cualquier trauma físico en el colon, ya sea por cirugía u otras lesiones, a veces puede provocar un megacolon tóxico.
¿Cuáles son los síntomas del megacolon tóxico?
El megacolon tóxico es una afección grave que puede desarrollarse como complicación de enfermedades inflamatorias del intestino, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. Ahora, hablemos de los síntomas del megacolon tóxico y de lo que debe tener en cuenta. Los primeros síntomas del megacolon tóxico pueden comenzar con:
- Dolor abdominal severo:Es posible que sienta un dolor agudo y tipo calambre en el estómago, acompañado de hinchazón.
- Distensión abdominal:Su estómago lucirá hinchado o inflamado, debido a la hinchazón del colon.
- Fiebre:Es común tener fiebre alta, lo que indica que puede haber una infección o inflamación.
- Diarrea:Esto puede ser muy grave, a menudo con sangre, especialmente si ya padeces EII.
- Frecuencia cardíaca rápida (taquicardia):Su frecuencia cardíaca puede aumentar a medida que su cuerpo intenta lidiar con la infección o inflamación.
- Deshidratación:Con tanta diarrea, la deshidratación se instala rápidamente. Sentirás sed, debilidad y es posible que te marees.
- Presión arterial baja (hipotensión):Esto puede suceder debido a la deshidratación o si la afección progresa más.
- Fatiga:Te sentirás extremadamente cansado debido a la inflamación continua y los efectos sistémicos.
- Choque:En casos graves, puede experimentar confusión, mareos o incluso pérdida del conocimiento.
- Desequilibrio electrolítico:Esto puede provocar debilidad muscular o latidos cardíacos irregulares.
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Diagnóstico del megacolon tóxico
Para diagnosticar el megacolon tóxico, los médicos utilizan una combinación de síntomas clínicos, antecedentes médicos y varias pruebas diagnósticas. Veamos cómo se diagnostica el megacolon tóxico:
- Historia médica y síntomas:El médico le preguntará acerca de sus síntomas, especialmente si tiene antecedentes de enfermedades inflamatorias del intestino, como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn. Querrá saber si ha tenido dolor abdominal intenso, fiebre o diarrea, que son signos comunes del megacolon tóxico.
- Examen físico:El médico revisará su abdomen para detectar signos de hinchazón, dolor y distensión abdominal. También buscará otros síntomas como frecuencia cardíaca rápida o presión arterial baja, que son comunes en estas afecciones.
- Análisis de sangre:Para identificar síntomas de inflamación o infección, es necesario realizar análisis de sangre. Los niveles bajos de hemoglobina (por pérdida de sangre), desequilibrios electrolíticos, recuentos elevados de glóbulos blancos (que indican infección o inflamación) y niveles altos de proteína C reactiva (PCR) (que indican inflamación persistente) son resultados comunes de estos análisis.
- Pruebas de heces: Si tiene diarrea sanguinolenta intensa, se pueden examinar muestras de heces para descartar enfermedades causadas por bacterias u otros patógenos.
- Endoscopia:En algunos casos, los médicos utilizan un endoscopio (un tubo flexible con una cámara) para examinar el colon en busca de signos de inflamación, úlceras u otras causas de megacolon tóxico.
Los criterios del megacolon tóxico implican una combinación de signos clínicos (como distensión abdominal y fiebre) y hallazgos radiológicos (como dilatación del colon en radiografías o tomografías computarizadas). Si se cumplen estos criterios, generalmente se confirma el diagnóstico.
Estudios de radiología e imágenes del megacolon tóxico
- Radiografía.:La primera prueba de diagnóstico por imágenes para el megacolon tóxico suele ser una radiografía abdominal. Puede mostrar un colon agrandado y niveles hidroaéreos, que son signos típicos de esta afección.
- Tomografía computarizada:Una tomografía computarizada proporciona una vista más detallada del colon. Puede ayudar a evaluar el grado de dilatación y es útil para identificar complicaciones como perforación o infección.
- Ultrasonido abdominal:En ocasiones, se utiliza una ecografía abdominal para visualizar el colon y comprobar si hay anomalías o complicaciones.
¿Cuáles son las complicaciones del megacolon tóxico?
El megacolon tóxico es una afección grave y potencialmente mortal que puede presentarse como complicación de la colitis ulcerosa u otras enfermedades inflamatorias del intestino (EII), y a veces como consecuencia de infecciones como la causada por Clostridium difficile (C. diff). En esta afección, el colon se dilata e inflama gravemente, lo que provoca toxicidad sistémica. Las complicaciones del megacolon tóxico incluyen:
- Perforación de colon: La inflamación debilita y adelgaza la pared del colon, lo que aumenta la posibilidad de ruptura. Después de una ruptura del colon, puede producirse peritonitis, una infección grave de la cavidad abdominal.
- Septicemia: La sepsis es una reacción sistémica grave que puede ser consecuencia de una infección que se propaga por todo el cuerpo. Sin atención médica inmediata, puede provocar una insuficiencia orgánica y ser letal.
- Choque:Una infección grave, deshidratación o desequilibrios electrolíticos pueden provocar que el cuerpo entre en estado de shock, lo que lleva a la falla de órganos vitales. Requiere intervención médica urgente.
- Desequilibrios de electrolitos:Debido a la inflamación, el colon no puede absorber adecuadamente agua y electrolitos, lo que lleva a la deshidratación y a desequilibrios peligrosos, como el bajo nivel de potasio (hipopotasemia), que puede causar arritmias cardíacas.
- Obstrucción intestinal:El colon hinchado y distendido puede causar una obstrucción parcial o completa, lo que provoca dolor intenso, vómitos y empeoramiento de la distensión abdominal.
- Coágulos de sangre:La inflamación y la inmovilidad a largo plazo pueden aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos, lo que puede provocar una trombosis venosa profunda (TVP) o incluso una embolia pulmonar (EP).
- Insuficiencia renal:La deshidratación grave y los trastornos electrolíticos también pueden provocar disfunción renal o insuficiencia renal aguda.
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Tratamientos para el megacolon tóxico
El tratamiento del megacolon tóxico es un problema importante que debe abordarse de inmediato. Si no se trata, esta enfermedad, que incluye la expansión rápida del colon debido a una inflamación aguda, puede ser mortal. Puede ser provocada por infecciones u otros problemas, pero con frecuencia está relacionada con trastornos inflamatorios intestinales como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. A continuación, se enumeran los principales pasos para el tratamiento del megacolon tóxico:
- Hospitalización:La mayoría de los pacientes con megacolon tóxico necesitan ser hospitalizados para un control y tratamiento adecuados. Es fundamental recibir atención constante durante este tiempo.
- Descanso intestinal:Esto significa que el paciente debe dejar de comer o beber. En ocasiones, la nutrición se administra por vía intravenosa o por sonda de alimentación, según la gravedad de la afección.
- Los corticosteroides:Comúnmente se utilizan dosis altas de corticosteroides como la prednisona para reducir la inflamación, especialmente en casos relacionados con la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
- Medicamentos inmunosupresores:Si es necesario, se pueden utilizar medicamentos como azatioprina o mercaptopurina para suprimir la respuesta inmunitaria y ayudar a controlar la inflamación.
- Antibióticos:Si el megacolon tóxico se debe a una infección, como Clostridium difficile, se prescribirán antibióticos adecuados.
- Evite los medicamentos antidiarreicos:Estos deben evitarse ya que pueden empeorar la afección al ralentizar los movimientos intestinales.
- Manejo de electrolitos y líquidos:Dado que la deshidratación es común en el megacolon tóxico, se administran líquidos y electrolitos intravenosos para estabilizar la condición del paciente y restablecer el equilibrio.
- La cirugía:Si los tratamientos médicos no funcionan o si la afección empeora, puede ser necesaria una cirugía. La colectomía, en la que se extirpa la parte afectada del colon, suele ser el tratamiento de elección en casos graves, especialmente si existe riesgo de perforación o infección.
¿Cómo prevenir el megacolon tóxico?
Las estrategias de prevención se centran en controlar las condiciones subyacentes y reducir los factores de riesgo.
Tratamiento de las enfermedades inflamatorias intestinales
El tratamiento eficaz de la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn mediante medicamentos, modificaciones del estilo de vida y control regular puede reducir el riesgo de desarrollar megacolon tóxico.
Tratamiento rápido de las infecciones
El diagnóstico y tratamiento tempranos de infecciones como Clostridium difficile pueden prevenir una inflamación colónica grave y el posterior megacolon tóxico.
Evitar factores de riesgo
Los pacientes con antecedentes de enfermedad inflamatoria intestinal o infecciones colónicas deben evitar los medicamentos que puedan reducir la motilidad intestinal, como los antidiarreicos y los opioides.