Te de romero diariamente un remedio curativo para…Ver más

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Con la llegada de la Semana Santa, las torrijas se convierten en las protagonistas indiscutibles de los postres en muchos hogares españoles. Este dulce tradicional, que combina pan, leche, huevo, azúcar y, por supuesto, canela, no solo es un placer para el paladar, sino también una excusa perfecta para hablar de uno de sus ingredientes más saludables: la canela.

La canela, utilizada desde hace siglos tanto en la cocina como en la medicina tradicional, es mucho más que un condimento aromático. Varios estudios científicos respaldan sus efectos beneficiosos para la salud, especialmente por su poder antioxidante y antiinflamatorio. Esta especia contiene compuestos como los polifenoles, que ayudan a combatir el estrés oxidativo, un proceso relacionado con el envejecimiento celular y el desarrollo de enfermedades crónicas.

Según una revisión publicada en Journal of the American College of Nutrition, el consumo regular de canela puede ayudar a reducir marcadores inflamatorios en el cuerpo, lo cual la convierte en un aliado potencial para prevenir enfermedades inflamatorias como la artritis o incluso afecciones del corazón.

Y precisamente el corazón es uno de los grandes beneficiados del consumo moderado de esta especia. Según investigaciones publicadas por el National Center for Biotechnology Information (NCBI), la canela puede contribuir a reducir los niveles de colesterol LDL (“malo”) y triglicéridos, mientras mantiene o incluso eleva el colesterol HDL (“bueno”). Además, se ha observado que puede ayudar a regular la presión arterial y mejorar la circulación, lo que resulta fundamental para mantener la salud cardiovascular.

Aunque no se trata de un remedio milagroso, añadir canela a la dieta —por ejemplo, en las tradicionales torrijas— puede ser una forma sabrosa y saludable de aprovechar sus propiedades. Eso sí, siempre en cantidades razonables, ya que un consumo excesivo, especialmente de la variedad Cassia (más común y más barata), puede tener efectos adversos por su contenido en cumarina.

Vaginosis bacteriana. Qué es y cómo se trata.

La presencia de un flujo vaginal abundante con mal olor en ausencia de otros síntomas es un motivo de consulta frecuente mi consulta de ginecología. La mayoría de las veces nos encontramos ante una patología benigna muy frecuente: la vaginosis bacteriana.

La vaginosis bacteriana es la infección vaginal más común en mujeres en edad fértil junto con la vulvovaginitis por cándida.

Os explico en este post algunos puntos clave sobre la vaginosis para comprender porqué se produce, cómo se trata y otros detalles que te interesará conocer.

¿Qué es la vaginosis bacteriana?

Cuando se altera el pH vaginal y disminuye su acidez, la microbiota vaginal normal puede verse afectada. La vaginosis aparece cuando la microbiota normal de la mucosa vaginal disminuye y es sustituida por otras bacterias. Entre dichas bacterias la más conocida e implicada en la génesis de la vaginosis es la Gardnerella Vaginalis pero también se han relacionado otras bacterias anaerobias (Bacteroides,   Peptococos, peptoestreptococo, enterobacterias), el Mobiluncus o el Mycoplasma (hominis y ureaplasma urealyticum)

Cualquier factor que altere el ph vaginal (como el estrés, los cambios que produce la menstruación, la higiene excesiva, la toma de antibióticos, las relaciones sexuales sin preservativo… ) puede alterar el ph vaginal y favorecer el crecimiento de las bacterias implicadas en la vaginosis bacteriana

vaginosis bacteriana

¿Qué clínica produce? 

La manifestación clínica más frecuente de la vaginosis bacteriana es un flujo  vaginal blanquecino o grisáceo con un olor desagradable que se describe de forma clásica como  con “olor a pescado podrido”.

Algunas mujeres refieren sensación de irritación vaginal leve siendo ésta infrecuente, por lo que en estos casos debemos descartar la presencia de otras infecciones concomitantes.

Normalmente la vulva y el vestíbulo (entrada de la vagina) no suelen estar afectados.

En algunos casos la vaginosis bacteriana puede ser asintomática.

¿Es la vaginosis bacteriana una enfermedad de transmisión sexual o genital?

Aunque existe cierta controversia al respecto, la vaginosis bacteriana es una patología benigna que, aunque está relacionada con la actividad sexual, no se considera una enfermedad de transmisión sexual/genital.

Sí debemos destacar que la vaginosis bacteriana podría estar implicada en un aumento de la predisposición a contraer enfermedades de transmisión sexual-genital sobre todo si ésta persiste en el tiempo.

La vaginosis bacteriana no se considera una enfermedad de transmisión sexual pero sí un patología benigna altamente relacionada con la actividad coital. Puede aumentar el riesgo de contraer enfermedades de transmisión genital

Implicaciones negativas en el embarazo.

Esta afección puede tener implicaciones negativas en el embarazo por lo que siempre debe ser tratada durante el mismo. La vaginosis está relacionada con la amenaza de parto prematuro y la infección pélvica, sobre todo después de los procedimientos quirúrgicos en este momento.

La vaginosis bacteriana siempre debe ser tratada durante el embarazo porque aumenta el riesgo de prematuridad

El diagnóstico de la vaginosis bacteriana, en manos de una ginecóloga.

Existen una serie de parámetros que los ginecólogos debemos valorar a la hora de establecer el diagnóstico de la vaginosis bacteriana. Debes consultar siempre con un profesional sobre todo si los síntomas son persistentes puesto que también es importante el diagnóstico diferencial con otras patologías.

Si presentas flujo vaginal con olor a pescado es probable que sufras una vaginosis bacteriana. Consulta con tu ginecóloga en Málaga para establecer siempre un diagnóstico correcto y recibir el tratamiento adecuado.

¿Cómo tratamos la vaginosis bacteriana?

Todas las pacientes con síntomas y las embarazadas (tengan síntomas o no) deben tratarse. El tratamiento se desaconseja en mujeres sin síntomas no gestantes.

El tratamiento de la vaginoisis bacteriana consiste en la administración de un antibiótico que podremos pautar vía oral o vía vaginal, ambos igualmente eficaces: metronidazol o clindamicina por vía oral o tópica.

El cloruro de decualinio (Fluomizin) vía vaginal es un agente antinfeccioso y antiséptico con actividad bactericida y fungicida que está demostrando una gran efectividad en su tratamiento

La ingesta o administración probióticos asociados puede ayudar a restablecer el pH vaginal pero no es de forma individual el tratamiento de elección.

Si presentas flujo vaginal con olor a pescado es probable que sufras una vaginosis bacteriana.  Consulta con tu ginecóloga para establecer siempre un diagnóstico correcto y recibir tratamiento adecuado.

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